Reinos indígenas antes de la Conquista I

Reinos indígenas antes de la Conquista I

Aprendizaje esperado: conoce los grupos y señoríos indígenas que habitaban el actual territorio mexicano cuando llegaron los españoles.

Énfasis: conocer el territorio fragmentado, el centro más allá de los mexicas; además, identificar los señoríos huastecos y los totonacos.

¿Qué vamos a aprender?

Reconocerás a grupos indígenas que habitaron el actual territorio mexicano.

En esta sesión, estudiarás dos pueblos del periodo Posclásico: los totonacas y huastecos. Ambos compartieron un entorno físico que se caracterizó por su abundante vegetación y fauna, mismo que favoreció la producción y recolección de alimentos. Éstos, como otros pueblos, fueron sometidos por el poderío mexica al convertirlos en sus tributarios: en especial del algodón y la vainilla. Igual que el resto de las culturas mesoamericanas del Posclásico tardío, se someterían a un cambio cultural debido a la invasión y llegada de los españoles.

¿Qué hacemos?

Para iniciar, lee el siguiente artículo de Rosalba Quintana Bustamante y Elisa Zaragoza Quintana, titulado: “Un regalo de Totonacapan para el mundo”.

La vainilla es una orquídea originaria de México, particularmente de la región del Totonacapan, la cual, por sus condiciones climáticas y el tipo de suelo que la caracteriza, es ideal para su desarrollo. Hoy en día, dicha zona comprende los límites de los estados de Puebla y Veracruz (sobre la Sierra Madre Oriental), así como la planicie costera de Papantla (entre los ríos Cazones y Tecolutla).

Los totonacos fueron los primeros en aprovechar las virtudes aromáticas y culinarias de la vainilla. Para ellos, esta orquídea representó un papel fundamental en sus vidas cotidianas, rituales y relaciones comerciales. Por ejemplo, para cuando el Totonacapan fue sometido por los mexicas, uno de los tributos que más se le exigió fue la vainilla, ya que con ella agregaban sabor a diversos alimentos y bebidas, principalmente al chocolate.

Para obtener la vainilla, los totonacos esperaban a que la orquídea fuera polinizada naturalmente y diera su fruto, pues sólo entonces podían recolectar las vainas. Dado que en su estado maduro es verde, los totonacos exponían los frutos al sol sobre lienzos para que se secaran. Ya cuando estaban lo suficientemente calientes, se arropaban con mantas para “hacerlas sudar” y adquirieran una textura rugosa y el color café oscuro que la caracteriza. A este proceso se le conoce como “beneficiado”.

Entre los totonacos, la vainilla fue muy respetada también porque formó parte de su visión del mundo (incluso existe una leyenda en torno a la planta), ya que, al momento de cosecharla y beneficiarla, realizaban algunos rituales y ofrendas como agradecimiento al señor del monte Kiwikgolo. Concepción que todavía pervive entre algunos vainilleros totonacos.

Asimismo, fue un producto muy cotizado en toda Mesoamérica. Las primeras noticias que se tienen de ella se remontan entre los años 1427-1440 de nuestra era, periodo en el que los totonacos se encontraron bajo el dominio de los mexicas. En el idioma totonaco, vainilla se dice xanath, que significa “flor recóndita”. Entre los zoques-popolucas (al sur de Veracruz) se dice tlilxóchitl, y entre los mexicas se le llamó tich moya, que significa “flor negra”.

La primera ilustración de la vainilla luego del arribo de los españoles apareció en 1552 en el Códice De la Cruz-Badiano, conocido también como Libro sobre las hierbas medicinales de los pueblos indígenas, elaborado por el médico indígena Martín de la Cruz. Los ingleses y franceses, particularmente, le dieron a la vainilla nuevos y variados usos, en especial en la perfumería, la gastronomía y repostería (que le dio lujo y ostentosidad a la pastelería francesa de Luis XVI en el siglo XVIII), como colorante y planta medicinal.

Un regalo de Totonacapan para el mundo

Rosalba Quintana Bustamante y Elisa Zaragoza Quintana

Ahora sabes la historia de uno de los sabores favoritos de nuestra gastronomía.

La costa del golfo de México, en el océano Atlántico, es una rica zona de vestigios arqueológicos de diversas culturas; esta región abarcó la totalidad del actual estado de Veracruz y partes de Tabasco, Tamaulipas, San Luis Potosí e Hidalgo. La contrastante geografía de la región albergó un conjunto diverso y cambiante de múltiples grupos étnicos y lingüísticos a lo largo de más de tres milenios.

La costa del Golfo se caracterizó por un clima caluroso con lluvias estacionales. Se desarrollaron comunidades fundamentalmente agrícolas que complementaron su dieta con la pesca en las lagunas y ríos, y la caza de animales como venados.

En la parte sur de esta zona y en el periodo Preclásico se desarrolló la cultura olmeca. Más tarde, para el periodo Clásico, El Tajín fue uno de los sitios que dan muestra del desarrollo de las culturas en esa zona.

Para el periodo denominado Posclásico, ubicado temporalmente entre el 900 y 1521 de nuestra era, aproximadamente, la movilidad poblacional y la caída de las grandes ciudades capitales dio paso a la conformación de nuevos asentamientos.

Dentro del Posclásico hubo dos culturas, dos pueblos que destacaron: los huastecos y los totonacos, quienes se desarrollaron en un amplio espacio geográfico desde la costa y llanura costera hasta las sierras de la zona del golfo de México.

Empieza con el pueblo totonaco. Para los primeros años del periodo Posclásico, los totonacos ocupaban una zona que se extendía desde la desembocadura del río Tuxpan hasta el río de La Antigua, abarcando una amplia franja de la Sierra Madre Oriental, y se extendieron hacia parte de los estados de Puebla, Hidalgo y Veracruz. Desde entonces y hasta la incursión de los españoles, se asentaron en un territorio que corría por la costa y tierra adentro.

Sobre el origen de los totonacas hay pocos datos; sin embargo, de acuerdo con la antropóloga Victoria Chenaut, una versión los ubica como procedentes de la costa del golfo de México, mientras que la más extendida, basada en fray Juan de Torquemada, plantea que llegaron procedentes de la Sierra Norte de Puebla.

En esta versión se establece que el pueblo totonaco llegó tardíamente a la zona central de Veracruz, entre el 750 y 800 de nuestra era, procedente de tierras altas, a través de la sierra poblana y se establecieron en las zonas montañosas, la llanura costera y la misma costa.

Hacia el siglo IX de nuestra era, habrían arribado a la zona de El Tajín, donde incluso se cree que pudieron vivir alrededor de cien años. Esto se cree por la influencia estilística que se advierte en la construcción de algunos edificios posteriores.

Se asentaron cuando esta ciudad estaba en pleno desarrollo. Pero, durante el siglo XII comenzó el declive de la gran ciudad “El Tajín” y fue abandonada durante el siglo XIII; este hecho dejó un vacío de poder en el área, mismo que permitió el surgimiento de centros prósperos en el Totonacapan, un ejemplo de esto fue la ciudad de Cempoala.

La presencia tolteca en la zona, que había fortificado poblaciones, fue quizá la causa de que los totonacos fueran empujados a moverse constantemente de un lugar a otro entre la sierra y la costa, según el antropólogo Lorenzo Ochoa.

Pese a ello, en las partes altas lograron conformarse importantes establecimientos como Tusapan, en la meseta del Chicualote, con una gran planeación urbanística: calles empedradas, drenaje y grandes construcciones, inspiradas en El Tajín, pues utilizaron columnas, frisos y cornisas.

La ciudad más notable fue Cempoala, misma que se dividía en barrios con palacios, templos y plazas. Fue una ciudad bastante rica dado su sistema de intensificación agrícola, que alcanzó una población de 20,000 habitantes.

Destacan en su arte motivos geométricos, figuras naturalistas estilizadas que reproducen mamíferos o peces. Se sabe que sus deidades principales eran el Sol, la Luna y el maíz. La lengua totonaca pertenece a la familia totonacana, y es parte del tronco macro-maya. Su organización social y política, como en el resto de Mesoamérica, estuvo estratificada.

Durante el periodo Posclásico el Totonacapan llamó la atención del pueblo mexica, pues éstos veían un extenso y fértil territorio donde se producía maíz, algodón y la valiosa vainilla. La Excan Tlatoloyan o Triple Alianza emprendió entonces la conquista del Totonacapan, y tras el sometimiento del pueblo totonaco, sus recursos naturales y textiles policromos llegaron a Tenochtitlan en forma de tributo.

La dominación mexica se estableció primero en la porción sur del Totonacapan, controlando los importantes centros de Quiahuiztlan y Cempoala. Durante el gobierno de Moctezuma II conquistaron la localidad de Papantla y otros pueblos totonacas de la Sierra Norte de Puebla, con lo que casi todo el Totonacapan quedó bajo su control.

Los totonacos tenían diversas costumbres, como la deformación craneana y la mutilación dentaria; tenían tumbas individuales y colectivas; tenían conocimiento del calendario y la astronomía.

A continuación, observa el siguiente video y conoce más sobre la cosmovisión de los totonacos.

  1. Quexquémitl totonaco.
    https://www.youtube.com/watch?v=TrKqiKxkfCQ&t=85s
    Por otra parte, la cultura huasteca floreció entre los años 900 y 1200 de nuestra era, en los actuales estados de Veracruz y San Luis Potosí. De acuerdo con el arqueólogo Lorenzo Ochoa, se expandieron por la costa entre los ríos Tuxpan y Pánuco, y de ahí, por la cuenca del Tamesí para bordear el río Verde y las sierras bajas al oeste de Ciudad Valles y hacia el sureste con Querétaro, la parte oriental de la sierra de Hidalgo y la cuenca baja del Tuxpan.
    Sobre el arribo a esa zona, hay dos planteamientos: algunos señalan que provinieron del sur, y otros, de los pueblos migrantes del norte. De acuerdo con el arqueólogo Lorenzo Ochoa, es más la filiación mayense de los huastecos, incluso su lengua pertenecía a la familia lingüística maya.
    Al inicio del periodo Posclásico, los asentamientos huastecos eran dispersos y no tenían grandes centros políticos-religiosos.
    Hacia el siglo XV, la expansión mexica llegó por el sur de la huasteca a Tuxpan, lo que permitió un intercambio e influencia cultural entre estos grupos; adoptaron algunas deidades y expresiones artísticas, pero también hubo sujeción ante ellos, pues muchos pueblos huastecos tuvieron, como muchos otros, que pagar tributo a Mexico-Tenochtitlan.
    La organización social se sustentaba en jerarquías: líderes religiosos, artesanos, escultores, sacerdotes, comerciantes y campesinos. Entre los grupos había tributo y, de acuerdo con la posición social, tenían ciertos privilegios.
    Poseían una gran producción agrícola que les permitía el intercambio con otros grupos; también se dedicaban a la pesca y comerciaban con cerámica, plumas y caracoles tallados.
    Dentro de sus costumbres estaban la práctica de la deformación craneal; enterraban a sus muertos en tumbas o bajo sus casas; practicaron el “sacrificio por flechamiento” y desollaban a los enemigos.
    Para el Posclásico, igual que los totonacos, tuvieron una gran influencia de la cultura tolteca, y se incrementaron los nexos con Tula. Esta influencia se comprueba con la arquitectura huasteca de sitios como Tepetzintla, Tamuín o Castillo de Teayo y, a su vez, en Tula se ha localizado cerámica con características del pueblo huasteco. Tamtok fue su ciudad más importante.
    Durante el siglo X varios de los centros huastecos como Tabuco, Tanhuijo, Cacahuatengo y Metlaltoyuca, crecieron hasta convertirse en poblaciones que contaban con plazas y estructuras rectangulares. Su auge corresponde al periodo, sin embargo, aunque sus cosechas eran abundantes en maíz y algodón, nunca alcanzaron el desarrollo suficiente para ver nacer ciudades-Estado.
    La cerámica huasteca se caracteriza por su estilo peculiar: vasijas con forma de tetera, su manejo de colores como el crema, negro y blanco sobre guinda, y negro sobre crema o sobre blanco.
    Fue en la escultura donde el arte huasteco adquirió su originalidad y belleza, que se caracterizó por el tratamiento estilizado en las formas del cuerpo humano.
    Los huastecos dominaron el arte de esculpir diversas rocas locales y foráneas para crear esculturas, adornos, armas y herramientas; destaca también su pintura mural.
    Ahora, observa el siguiente video sobre el mito fundacional del pueblo huasteco.
  2. El mito del muchacho del maíz.

https://www.youtube.com/watch?v=SMN7ZWSdVdM&t=172s

Has finalizado esta sesión. Si deseas saber más del tema, puedes consultar tu libro de texto de Historia.

El reto de hoy:

Elabora una historieta con uno de los mitos fundaciones de la cultura totonaca o huasteca, como “El mito del muchacho del maíz”.

Existe gran variedad de mitos totonacos y huastecos, lee alguno y compártelo con tu familia. O tal vez, en tu entidad, a través de la tradición oral, tus familiares puedan platicarte de alguno.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://www.conaliteg.sep.gob.mx/

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