“Los pasos que siguen nuestras letras”

“Los pasos que siguen nuestras letras”

Aprendizaje esperado: investiga sobre la diversidad lingüística y cultural de los pueblos hispanohablantes.

Énfasis: reconocer el papel del español escrito.

¿Qué vamos a aprender?

En esta sesión aprenderás sobre un aspecto más de la diversidad lingüística. Nuestro idioma es diverso y tiene muchas formas para manifestarse. Éstas son una muestra de lo que somos como personas, pero también como cultura.

¿Qué hacemos?

El español es una lengua con una larga historia. Para saber más sobre las características que tiene la escritura del español y cómo ha cambiado con el paso del tiempo, revisemos el siguiente material.

El lingüista inglés Geoffrey Sampson explica que podemos caracterizar a la lengua por su lugar de origen, pero también podemos caracterizarla por el medio de representación que utiliza. Esos medios pueden ser oral, gestual o escrito.

La escritura es particular, ya que tiene ciertas características que la separan de otras maneras de representar la lengua; es decir, tiene convenciones propias, distintas de la oralidad o la gestualidad.

Por ejemplo, la puntuación entre otras cosas contribuye en la escritura a organizar y delimitar ideas y a indicar modos e intenciones de la oralidad. Es un intento limitado por representar pausas y emociones que se hacen al hablar. A veces, hay quienes deciden usar punto y coma en vez de punto para separar, y ambas decisiones pueden ser válidas.

Ninguna lengua se escribe como se habla. La ortografía deriva de este hecho. Siempre existen discrepancias entre la cantidad de caracteres escritos y la cantidad de sonidos.

En el caso del español, tenemos varias discrepancias entre la oralidad y la escritura, por ejemplo, el uso de la letra “h”, que no representa un sonido.

Otra es la existencia de casos en que son necesarias dos letras para representar un sonido, como es el empleo de la “ll” o la “ch”. A esos grupos de letras se les denomina dígrafos.

O bien tenemos casos en que para un solo sonido se pueden utilizar dos letras diferentes, como es el caso del sonido /b/, que usa las letras” b” y “v”.

En comparación con otros idiomas con escritura alfabética, en el español hay más correspondencia uno a uno entre letras y sonidos. Ello se debe, en buena medida, a los ajustes que la escritura del español ha tenido a lo largo de su historia.

¿Alguna vez has visto cómo se escribía el español a principios del siglo XIII?

Pues acompáñame a ver y escuchar cómo era el español hace 800 años.

Cantar del Mio Cid

(fragmento)

Aſccondenſe de myo çid ca nol oſan dezir nada

El campeador adelino aſu poſada

aſi como lego a la puerta, falola bien çerrada

Observa ese signo que parece como una “f”. En realidad, es una “s”, llamada “ese larga”, y era muy común en la época.

También pueden observar una “C” con colita, llamada “ce cedilla”, que se pronunciaba como /ts/, como en /Tsid/.

La z, en “dezir”, se pronunciaba como /dz/, o sea que se pronunciaría “dedzir”.

Esas “eles” que ven en “lego” y “falola”, habría que leerlas como “llego” y “fallola”, con un sonido muy peculiar para la elle que está muy poco extendido en la actualidad. Y, como escucharon, la “n” hay que leerla como “ñ”, por eso es “adeliñó” y no “adelino”.

El uso de mayúsculas y minúsculas también era muy distinto en la época, así como el uso de las preposiciones.

En este extracto del poema, el Cid acaba de llegar con su gente al poblado de Burgos, pero el rey Alfonso había mandado una carta amenazando a la comunidad para que no le dieran albergue al Cid en dicha población. La gente, temerosa, sólo se asoma por la ventana.

Si modernizamos la ortografía, el texto seguramente será más comprensible y quedaría así:

Ascóndense [escóndense] de Mio Cid, ca [porque]

no le osan decir nada

El Campeador adeliñó [se dirigió] a su posada

Así como llegó a la puerta, hallola bien cerrada

Lo anterior es una muestra de cómo el español, con el paso del tiempo, ha sufrido grandes cambios. Siempre se ha adaptado a las necesidades de los usuarios y épocas. Pon atención.

Todavía en el siglo XVIII se conservaba el uso del dígrafo “ph” para representar el sonido /f/, igual que se utilizaba “th”, como en la palabra orthographia.

La “s” larga también era muy común. Además, la “a”, como preposición, solía llevar acento. Mientras que palabras como explicación o expresión no llevaban acento en la última sílaba. Asimismo, la equis <x> podía representar el sonido de la jota como en la palabra exercicio.

Estos cambios en la escritura son graduales, pero nos enseñan que la expresión escrita también requiere ajustes para que siga siendo una herramienta útil.

El español es hablado por alrededor de 500 millones de personas como lengua materna; según datos de la UNESCO, de 2015 a la fecha, entre 85 y 90% de estas personas saben leer y escribir en nuestra lengua, aunque estas cifras pueden variar en cada país hispanohablante.

Pareciera que el español escrito nos ofrece la posibilidad de entendernos sin dificultades, ¿cómo es esto posible?

Gracias a su convencionalidad. La escritura del español es una de las más normadas y reguladas. Esto quiere decir que busca la “homogeneidad” en el “uso escrito” de la lengua.

Pongo énfasis en el “USO ESCRITO” porque muchos tienden a pensar que esta normatividad también pretende homogenizar el “habla” de las distintas regiones hispanas y no es así. Por lo menos, no en términos de las finalidades que cumple la escritura.

Vamos a señalar tres funciones importantes que distinguen a la lengua escrita:

La primera característica es que la escritura sirve para vincular entre sí épocas y regiones alejadas. No refleja la pronunciación de todos y no corresponde exactamente a la pronunciación de alguien.

Como decía la lingüista francesa Claire Blanche-Benveniste: la escritura “no tiene nada que ver ni con la pronunciación individual, ni con la pronunciación de regiones vecinas, sino que sirve para fabricar un modelo de referencia”.

Este modelo trasciende fronteras regionales y nacionales. Y esto es lo que nos permite leer textos escritos en otras regiones de Latinoamérica e incluso de España, aunque nuestras pronunciaciones al hablar o al leer sean diferentes.

La segunda función, también siguiendo a Blanche-Benveniste, es que la escritura, y quizá con mayor precisión la ortografía y la separación entre palabras, tienen la función de dar “estabilidad” a los sentidos.

Esto quiere decir que la escritura no transcribe o copia la lengua oral de los distintos países hispanohablantes o regiones de nuestro país, sino que permite hacer comprensible un mensaje escrito para todos los hablantes de esta lengua.

La tercera y última función es el papel de la escritura como medio de pertenencia cultural.

Se trata del acceso a un uso de la lengua en el que se privilegian cualidades formales y culturales que no aparecen en la lengua oral de todos los días.

Es un registro de comunicación común entre hablantes de una misma lengua, y es lo que nos da “identidad” como hablantes del español, a pesar de que tengamos formas de habla distintas.

Es decir que la escritura es importante porque nos permite una comunicación más amplia y comprensible entre hablantes del español.

El sistema ortográfico tiene una importancia medular dentro de un idioma, entre otras razones, porque posee el carácter de normalizador y fijador de la lengua; es un instrumento esencial de cohesión y unidad del español. Además, permite establecer una secuencia histórica en la formación de un idioma.

Hay quienes piensan que la lengua escrita es una fuente de corrección que evita los errores de la lengua hablada; en pocas palabras, que no puede modificarse y es superior a la lengua oral. ¿Cuáles son tus consideraciones al respecto?

Es importante ubicar: ¿quiénes son aquéllos que piensan que la “escritura” es una fuente de corrección del “habla”? Sin temor a equivocarme, diré que son o somos aquellos sujetos alfabetizados y con experiencia y contacto con la cultura escrita. Porque somos estos sujetos para quienes la adquisición de la escritura cambió por completo la manera de concebir nuestra forma de hablar, la propia y la de otros.

Previo a incorporarnos a la cultura escrita de nuestra lengua, no percibíamos la necesidad de “corregir” la oralidad, la finalidad comunicativa se cumplía y, con ella, el objetivo buscado.

Lo que ahora identificas como fallos en la oralidad viene del hecho de que concibes a la escritura, como lo señalaba Blanche-Benveniste, como un modelo de referencia, al que instancias como la RAE se han encargado de ubicar como el “top del habla ideal”, inexistente en realidad. Porque como también lo decía Blanche-Benveniste, la escritura no representa un “habla” o “variedad” particular del español.

Por eso, si tomas a la escritura como el criterio para valorar el habla de las distintas regiones hispanas o incluso el habla de distintos estratos sociales, estarías atentando con el principio propio de la escritura y también de la oralidad. Ni la oralidad es superior a la escritura ni la escritura a la oralidad; te sorprendería cómo, en ocasiones, cada una va por caminos distintos en las comunicaciones cotidianas que entablamos.

La oralidad no puede juzgarse a partir de la escritura ni al revés. Cada una –en el caso del español– ha ido construyendo sus propias dinámicas de uso con cierta (inter)dependencia.

Utilizas un lenguaje diferente cuando vas a comunicar algo, si lo haces a través de un teléfono celular, o en persona, o a través de tu cuenta de correo o bien por escrito.

Estas ideas te llevan a reflexionar sobre las diferencias del lenguaje escrito, según cada situación.

Hay que conocer la pertinencia de escribir de cierta manera cuando se realizan trabajos escolares, y de otra, cuando se usan los medios electrónicos.

Los trabajos escolares son una buena oportunidad para aprender otros usos de la escritura, que después pueden ser reutilizados en los diferentes medios que frecuentamos, como blogs o las redes sociales en donde se comparten textos, imágenes y videos. Pero también las actividades de escritura que propone la escuela son una buena oportunidad para abrir las puertas a la escritura que circula en otros medios de la vida cotidiana de los estudiantes como las que acabo de señalar.

Las redes sociales son, hoy por hoy, uno de los principales canales/medios de comunicación. ¿Cómo impactan en los diversos usos de la escritura?

Las redes sociales son el reflejo más rápido que podemos tener de las innovaciones que se hacen con el lenguaje escrito –particularmente de adolescentes y jóvenes– y de las modificaciones generadas por los intercambios entre hablantes de distintas regiones hispanohablantes. Incluso de la influencia entre distintas lenguas. Estos cambios empiezan a observarse también de manera escrita.

¿Qué piensas del futuro uso del español escrito?, ¿Cómo será empleado en los medios electrónicos?

En la historia de la escritura –por lo menos de lenguas como el español, el francés o emparentadas–, los cambios o innovaciones dependieron de los medios materiales con que se escribía. Los medios electrónicos vinieron a imponer con fuerza la necesidad de economizar la escritura porque el espacio del que disponemos es acotado.

Hay un incremento de comunicaciones donde la escritura, la imagen, el movimiento y el sonido conviven cada vez más. Y contrario a lo que se piensa, no es que la imagen y el sonido estén desplazando a las palabras escritas, están potenciándolas.

De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, en la publicación “La Ortografía de los estudiantes de educación básica en México”, se presentan los errores ortográficos más frecuentes en los estudiantes de nivel básico en México. Entre ellos encontramos la falta de acentuación, el uso equivocado de mayúsculas, la confusión con las letras “b” y “v”, “g” y “j”, “h”, etc.

El tema de la ortografía es bastante complejo. Retomemos las palabras del Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, en el discurso inaugural del primer Congreso Internacional de la Lengua Española, en Zacatecas, en 1997.

“Simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros. Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos…

Los neologismos técnicos y científicos, antes de que se nos infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros, los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos. 

Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”

Gabriel García Márquez

¿Qué opinas sobre lo anterior?, ¿Qué sucedería si, en lugar de usar las convenciones gramaticales y ortográficas del español escrito, pudiéramos escribir como quisiéramos?

Los fragmentos que citan sintetizan uno de los aspectos medulares de ese discurso inaugural: el énfasis que Gabriel García Márquez hace de la “vitalidad”, la “dinámica creativa” y la “rapidez”, y capacidad de “expansión” que tiene el español gracias a tres cosas: al vasto territorio donde se habla, al contacto que nuestra lengua tiene con otras lenguas y a la amplia gama de ámbitos donde se usa.

Pero, sobre todo, hace alusión a la tremenda capacidad que tenemos de innovar, modificar y transformar todo el tiempo la lengua de la que somos hablantes, en este caso, el español. Porque algo es cierto: los cambios en la oralidad son más rápidos y fugaces de lo que son en la escritura. Sólo aquellos cambios que logran permanecer y ser transformados por los usuarios quedan registrados en la escritura. Lo cierto es que también asistimos a una serie de innovaciones y cambios propios de la escritura: las redes sociales están llenas de esto.

Respecto a la segunda parte de la pregunta (sobre si usar o no las convenciones de la gramática y la ortografía), me parece que de lo que se trata, como bien lo decía García Márquez, es de pensar la conveniencia de las reglas gramaticales y ortográficas para los USUARIOS (escritores y lectores) no desde la mirada de quien dicta la norma (la RAE, por dar un ejemplo). De ahí la frase “Humanicemos las leyes”, es decir, pensemos en los usuarios; ellos-nosotros somos quienes decidimos en la práctica la funcionalidad o caducidad de ciertas normas o reglas.

¿Qué textos recuerdas que contienen palabras, frases o modismos que son cruciales para observar el papel del español escrito?

Particularmente, la literatura del BOOM LATINOAMERICANO es sumamente rica para “ver” y “conocer” la riqueza del español en las distintas regiones, y observar cómo la escritura nos permite estos intercambios. Son textos que pueden ser comprendidos incluso fuera del entorno que les dio origen.

Hablamos de:

– Gabriel García Márquez, de Colombia

– Carlos Fuentes, de México

– Mario Vargas Llosa, de Perú

– O Julio Cortázar y Jorge Luis Borges, de Argentina, entre otros autores

Lo que caracteriza a esta generación de escritores es el intento por “reflejar” en sus historias a personajes variados de la vida cotidiana y cómo imprimían sus modos de hablar en los diálogos.

La obra de estos autores ha dado la vuelta a los países hispanohablantes y ha sido posible leerla gracias a que compartimos ciertas convenciones escritas.

Gracias a la escritura, nos es posible la lectura de textos

de distintos lugares de habla hispana.

Esto es importante destacar: gracias a la escritura, podemos comprender estas palabras, frases y modismos, por lo menos en términos de lectura, porque es cierto que se requiere conocer los distintos significados según las regiones.

Sí, por ejemplo, la palabra GUAGUA para los mexicanos no tendría sentido, pero podemos reconocer su escritura como parte del español e incluso leerla: “guagua”. Esta misma palabra puede tener distinto significado en un texto según la región latinoamericana: “camión” en Cuba y Venezuela, o “niño” en Argentina, Colombia y Chile, y a pesar de estos distintos significados, podríamos leerla, aunque no necesariamente conocer este cambio de significado. Lo que quiero resaltar con este ejemplo es que, gracias a la escritura y sus convenciones, es posible leer estos textos escritos en distintas regiones hispanohablantes, aunque requiramos de algunos datos de contexto para comprender a cabalidad.

¿Te gustaría hacer un mejor uso de la lengua escrita?

Te invitamos a acercarte a la lectura. Es una manera divertida de relacionarse con las convenciones y usos de nuestro idioma. Si les es posible, pide a tus familiares que te acompañen en esta actividad, ya que es una excelente herramienta para conocer un mundo de palabras.

La escritura, excelente herramienta para conocer un mundo de palabras

Los especialistas recomiendan que maestros y familiares o tutores den libertad a la escritura de los estudiantes. La escuela suele cohibir escrituras no escolares. Estas escrituras cumplen funciones comunicativas fundamentales y muestran los conocimientos que los estudiantes tienen del español escrito. Si les damos a nuestros estudiantes o hijos la libertad de “jugar con el lenguaje escrito”, el interés por descubrir e investigar sobre la escritura del español va a llegar paulatinamente.

Y a ti, estudiante, te invitaría a que explores con la escritura a partir de tus propios intereses. La información sobre el español escrito no viene solamente en los libros, también se encuentra en la propaganda, las revistas, los periódicos o los cómics. Los textos que circulan en la vida cotidiana están cargados de información implícita sobre la escritura de nuestra lengua.

Puedes hacerte preguntas al respecto, se observador y prueba también a jugar con las convenciones de escritura.

Para finalizar, quiero recomendarte un libro muy reciente, se llama: Ansina se dice, Ansina se escribe. Historias e histerias del habla popular, de Daniel Escorza. Búsquenlo en Internet, es un libro muy interesante para reflexionar sobre el papel de la escritura.

Recapitulemos, ¿cuál es el papel del español escrito?

Cumple una función social fundamental: permite la comunicación por escrito entre hablantes de distintas variedades del español, pero, sobre todo, brinda identidad a nuestra lengua.

No olvides que en tu libro de texto pueden localizar más información sobre el propósito trabajado en esta sesión, el cual fue: “Reconocer el papel del español escrito”.

Es importante que, para reforzar lo aprendido, busques el aprendizaje esperado y complementen el tema con los ejercicios y actividades que ahí se proponen.

El reto de hoy:

Con el material que tengas en casa, realiza un tríptico en el que reflejen lo revisado en la sesión de hoy. Puedes usar fragmentos de revistas, quizá alguna etiqueta publicitaria que use el lenguaje de manera particular. Recuerda que el propósito es: “Reconocer el papel del español escrito”.

Comparte tu trabajo con familiares, amigos y profesores. Quizá ellos tengan algo extra que aportarte.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://www.conaliteg.sep.gob.mx/

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