Desafíos económicos, sociales y culturales
Desafíos económicos, sociales y culturales
Aprendizaje esperado: reconoce los retos que enfrenta México en los ámbitos político, económico, social y cultural, y participa en acciones para contribuir a su solución.
Énfasis: reflexionar sobre la necesidad de garantizar la cobertura en salud pública, la calidad en la educación y el desarrollo científico y tecnológico.
¿Qué vamos a aprender?
Conocerás los desafíos económicos, sociales y culturales del México actual.
Es importante que participes en las actividades planteadas a lo largo de la sesión; también ten a la mano tu libro de texto, cuaderno u hojas blancas y de colores, pegamento, lápiz o bolígrafo y colores para registrar las ideas principales, así como dudas y reflexiones, para que posteriormente puedas compartir los avances con tu familia.
¿Qué hacemos?
Relacionado con el tema, en la sección “Leer para conocer”, leerás un fragmento del informe que el Colegio de México publicó en este 2021 con el título Hacia un Estado de bienestar para México. En este documento se analizan diversos temas relacionados con los retos y problemas que enfrenta nuestro país en el presente y de cara al futuro.
“El surgimiento del nuevo virus sars-cov-2 y su propagación en el mundo provocó en 2020 dos crisis paralelas: una sanitaria y otra económica. Con la evidencia disponible, podemos confirmar que lamentablemente estas crisis afectan con mayor intensidad a quienes viven en situación de pobreza y padecen distintos tipos de desigualdades, de oportunidades, regionales, por género, por condición laboral y por edad, entre otras.
[…] en México, pudimos constatar que el sistema de seguridad social no protege a toda la población y, por lo tanto, no puede hacer valer el derecho a la salud de los mexicanos, en especial, de quienes menos tienen. Los efectos no se limitan a ellos, sino que se extienden a la sociedad en general debido a la pérdida de productividad y al decrecimiento de la economía […]
La crisis sanitaria ocurrió cuando el nuevo virus expuso, con el paso de los meses o en unas cuantas semanas, la debilidad de los sistemas de salud en el mundo. Hospitales, clínicas y centros de atención descubrieron que no tenían las camas, el equipo y el personal médico necesarios para atender a todos los pacientes. La pandemia no sólo evidenció esta capacidad limitada, sino que también hizo patente el acceso desigual a los servicios públicos de salud.
Por otro lado, la crisis económica internacional, de una magnitud no vista en décadas recientes, sobrevino por las medidas de confinamiento y distanciamiento que adoptaron numerosos gobiernos ante el imperativo de prevenir la saturación hospitalaria, lo que tuvo dos efectos generales e inmediatos. En cuanto a la oferta, millones de personas dejaron de trabajar y producir, muchas empresas cerraron, algunas industrias se apagaron y miles de empleos se volvieron precarios o se perdieron. En cuanto a la demanda, el consumo de bienes y servicios disminuyó drásticamente.
Los problemas específicos del país y la crisis dual −económica y sanitaria− nos obligan, por lo tanto, a examinar el estado de nuestro sistema de protección social y a evaluar cuáles políticas e intervenciones son indispensables. La evidencia comparada indica que la solución fundamental no se encuentra en el libre mercado porque sus mecanismos son insuficientes, sino que es necesario un papel más activo del Estado.”
Dificultades en la cobertura de los servicios de salud pública, la calidad y acceso a la educación y el desarrollo científico y tecnológico de nuestro país son asuntos que atañen a nuestro presente. Sin embargo, antes de empezar a conocerlos, es importante señalar que el tema de la desigualdad ha sido una constante en la historia de México para la cual aún no hay una respuesta satisfactoria.
Observa y escucha el siguiente video que te permitirá tener un panorama general.
- Desigualdad y discriminación en México
https://youtu.be/I9QRNoCk8GY
En la segunda mitad del siglo XX tuvieron lugar varios cambios que aceleraron de manera decidida la industrialización y el desarrollo económico del país; sin embargo, el problema de la desigualdad social y económica no desapareció y se ha mantenido hasta nuestros días como uno de los principales retos para México.
Esta desigualdad se ve reflejada en la falta de políticas públicas que garanticen el acceso a los servicios de salud, educación, alimentación y vivienda de manera integral para todos los ciudadanos. Esto lo puedes apreciar en el aspecto educativo.
Durante el siglo XX, México tuvo avances notables en materia educativa. Disminuyó el analfabetismo que imperaba previo al estallido de la Revolución mexicana. En 1910, 74 por ciento de la población no sabía leer ni escribir, y para 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, 4.7%.
La cobertura se extendió y actualmente se puede hablar de paridad de género en la matrícula escolar; por ejemplo, de acuerdo con las estadísticas del ciclo escolar 2015-2016 en Educación Básica, 49.9% de las personas inscritas son mujeres y en el nivel medio y superior, 50.2% y 49.3%, respectivamente.
Sin embargo, a pesar de que se cuenta con una Educación Básica obligatoria y gratuita, el promedio de escolaridad al comenzar el siglo XXI era de 7.8 años para los hombres y 7.1 para las mujeres, es decir, que en promedio la escolaridad de la población mexicana apenas llega al segundo año de secundaria, de acuerdo con cifras de la misma institución.
Pero en la actualidad, ¿cuáles son los retos que enfrenta la educación en México? Según datos del Inegi, entre los ciclos escolares de 2019 a 2021, “5.2 millones de alumnos de entre 3 a 29 años de todos los niveles no continuaron estudios”. Específicamente, 3 millones pertenecen al nivel básico, preescolar, primaria y secundaria. Lo anterior se conoce gracias a la Encuesta para la Medición del Impacto COVID-19 en la Educación (ECOVID-ED), publicada el pasado 23 de marzo de 2021.
Así, el principal reto, y no solamente mientras dure la pandemia, sino en los próximos años, será conseguir que el abandono escolar ya no aumente y ofrecer las condiciones para que los alumnos que abandonaron las aulas puedan regresar a ellas.
Otro reto en aras de una mejor calidad en la educación es, sin duda, apoyar a niños y niñas con electricidad, conectividad y equipos de cómputo. Pareciera que no está relacionado, pero es un punto fundamental para acceder a una enseñanza de calidad y reducir los rezagos educativos. Esto, porque el 21.9% de los que respondieron la encuesta antes mencionada, carecía de computadora, otro dispositivo o conexión a internet, lo cual complicó la educación a distancia durante este periodo.
Visto de esta forma, pareciera que el rezago se dio a partir de la pandemia por COVID-19, pero esto no es así; en realidad, es un problema que tiene mucho tiempo de ocurrir en nuestro país.
Como ha mencionado el sociólogo especialista en el Sistema Educativo Mexicano Manuel Gil Antón, para el año 2014 “de 74 millones de mexicanos que tienen entre 15 y 64 años, 31.9 millones se encontraban en rezago educativo”.
La cifra se obtiene si a los 5.4 millones de personas en el país que son analfabetas, principalmente mujeres e indígenas, les añades 10.1 millones de personas que no acabaron la primaria. Y otros 16.4 millones más que no terminaron la secundaria.
Pero la problemática no termina aquí. Siguiendo a Gil Antón, sabes que 60% de los estudiantes que terminaron la educación media no saben leer ni escribir de manera eficiente.
Algo muy importante que considerar es que este problema no se puede entender sin tener en cuenta la desigualdad social y los problemas de infraestructura que muchas escuelas del país han enfrentado a lo largo de los años, todo lo cual ha favorecido que los más afectados sean las y los alumnos en situación de marginación social y económica.
El rezago educativo requiere de una solución pronta que ayude a cerrar esta brecha en el país.
Al igual que con el tema de la educación, el rezago en salud pública no es nuevo. Los cambios en la sociedad mexicana originados por la urbanización y los avances en la medicina y en la educación transformaron el panorama de salud pública en la centuria pasada.
De acuerdo con la historiadora Elisa Speckman, en 1876, es decir, al inicio del Porfiriato, la esperanza de vida en la Ciudad de México era de 26 años.
Para 1960 uno de cada diez niños moría antes de cumplir los cuatro años y la esperanza de vida llegaba a los 58 años. Una década después, en 1970, el promedio de vida al nacer era de 60 años. En 2020 aumentó a 75.2 años.
Durante la mayor parte del siglo XX las enfermedades predominantes eran enfermedades relacionadas con la pobreza y la falta de higiene: infecciones intestinales, respiratorias y desnutrición. Las diarreas, la tuberculosis, el paludismo, el cólera, la viruela y el sarampión causaban estragos en amplios sectores. Esta situación era mucho más grave en las zonas rurales e indígenas.
Este panorama ha cambiado drásticamente en las últimas décadas. Los avances en el sistema de salud nacional, constituido mayoritariamente por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la vacunación masiva como método para prevenir enfermedades, la higiene y los servicios básicos, han logrado disminuir sustancialmente las viejas enfermedades infecciosas.
Pero, al mismo tiempo, los hábitos de la vida moderna, el estrés, la deficiente alimentación y la falta de ejercicio han hecho que otras enfermedades hayan crecido exponencialmente: tal es el caso de la diabetes, la hipertensión arterial, el cáncer, las enfermedades mentales, la obesidad, la drogadicción y el alcoholismo son ahora las enfermedades más frecuentes y las principales causas de muerte. A ellas se ha agregado en las últimas décadas el VIH-SIDA y más recientemente, la covid-19.
Un informe del IMSS del 2015 señala que el país ocupaba “el segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta. […] Respecto a la población infantil, México ocupa el cuarto lugar de prevalencia mundial de obesidad”.
Además, según estudios del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, “México es el país en América Latina que más productos ultraprocesados consume, incluyendo bebidas azucaradas”. Cinco años después, en 2020, México ocupó el primer lugar en obesidad infantil global. En resumen, “más de 70% de la población adulta tiene exceso de peso”.
Este nuevo perfil de enfermedades plantea nuevos retos para el sistema de salud pública. El desafío es fortalecer este sistema, compuesto por el IMSS y el ISSSTE, que dan servicios médicos a los trabajadores de las empresas privadas y a los empleados del gobierno, así como por las clínicas de la Secretaría de Salud y por los hospitales privados.
Es preciso mejorar la infraestructura hospitalaria y ampliar la cobertura de beneficiarios y el número de personal médico disponible, para así lograr que toda la población tenga acceso a los servicios médicos, sin distinción, y enfrentar el crecimiento de las nuevas enfermedades, no sólo atendiéndolas, sino previniéndolas con mejores hábitos de vida.
Por su parte, los retos que enfrenta el desarrollo científico y tecnológico en México son varios, aunque los más importantes son la falta de recursos destinados a esta área y la desigualdad de acceso.
Según datos del Banco Mundial, en el periodo 2010 a 2018 la inversión pública en México dirigida a investigación y desarrollo científico no pasó de 0.5 % del Producto Interno Bruto, mientras que países como Alemania o Corea del Sur han invertido arriba de 3% del PIB en los mismos años.
Este hecho ha sido señalado por varios científicos mexicanos e instituciones científicas como un problema a considerar, toda vez que nuestro país requeriría invertir por lo menos 1% del PIB para que la investigación científica realizada en México realmente comenzara a tener una influencia notable en el bienestar de la sociedad.
Esta constante falta de inversión también ha propiciado que durante muchos años una parte importante de las y los científicos preparados en nuestro país tengan que emigrar a otros países donde las opciones de dedicarse a la investigación científica son mayores, en lo que se conoce como “fuga de cerebros”, con lo que muchos avances e inventos producidos por dichos científicos son patentados y aprovechados por otras naciones.
A pesar de esta situación, en el país existen instituciones de gran calidad dedicadas a la investigación científica y que se han mantenido como centros de investigación de primer nivel, como la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del mismo Politécnico, entre otros.
En cuanto a tecnología, uno de los retos es incrementar los programas de investigación en innovación y de inclusión tecnológica.
No obstante, en palabras del Dr. Melchor Sánchez Mendiola, “no sólo hay que innovar o comprar nuevas tecnologías, dispositivos o licencias de software, sino también preocuparnos porque docentes, estudiantes y trabajadores de nuestras instituciones, sobre todo los más vulnerables, tengan acceso y sepan utilizar estas herramientas”. De acuerdo con el Inegi, en 2019, en México, apenas 56.4% de los hogares disponían de conexión a internet.
En resumen, el desarrollo en ciencia y tecnología es un gran reto para las siguientes generaciones. En la sociedad del conocimiento que vivimos, México no puede aspirar a involucrarse entre la vanguardia mundial si no otorga más recursos a la investigación científica y tecnológica, a estrechar la relación entre las universidades y centros de investigación con la planta productiva del país y a formar investigadores de alto nivel.
Ahora bien, estos retos que se enfrentan como país en términos de educación, salud y ciencia y tecnología se deben enfrentar con el objetivo de lograr una menor desigualdad social, para lo cual también será muy importante combatir la discriminación.
En ese sentido, observa el siguiente video del minuto 01:16 a 02:52 para reflexionar más sobre el problema de la discriminación que sigue presente en nuestro México y, sin duda, influye mucho en los retos que se han mencionado. - Inclusión y exclusión en la vida cotidiana
El reto de hoy:
Comenta con tu familia: ¿cuáles son los principales retos que enfrentan en tu comunidad referentes a la educación, la ciencia y la salud? Ya que lo discutieron, escribe en tu cuaderno las causas que consideras que han propiciado que no se cumplan en su totalidad o los rezagos que se mantienen, y explica cómo afectan al cumplimiento de estos derechos en tu vida cotidiana.
Recuerda que para realizar este reto puedes recurrir a tu libro de texto.
¡Buen trabajo!
Gracias por tu esfuerzo.
* Este material es elaborado por la Secretaría de Educación Pública y actualizado por la Subsecretaría de Educación Básica, a través de la Estrategia Aprende en Casa.