Un rompecabezas narrativo
Un rompecabezas narrativo
Aprendizaje esperado: conoce la estructura de una obra de teatro.
Énfasis: elabora, con el texto narrativo seleccionado, un esquema de la estructura de la obra de teatro.
¿Qué vamos a aprender?
Conocerás la estructura de una obra de teatro.
¿Qué hacemos?
En la sesión de hoy seguiremos avanzando con la práctica social del lenguaje “Escribir una obra de teatro con personajes de textos narrativos”. En la sesión de ayer comenzamos a leer tres cuentos seleccionados, que tomaremos como base para escribir un guion teatral, además, analizamos los personajes de uno de los cuentos para identificar su forma de ser y de actuar.
Este análisis te puede servir de ejemplo para el que lleves a cabo con las narraciones que elijas.
En la clase de hoy vamos a analizar la trama de “La casa del bosque”, de los hermanos Grimm, identificaremos sus partes y veremos cómo se articulan.
Casi todas las historias nos presentan una situación inicial de los personajes que se transforma en una situación final, que puede ser mejor, igual o peor que como empezaron. Esta transformación se da a través de los acontecimientos que conforman la historia y están dados por las acciones de los personajes y por los sucesos que les afectan.
En general, podemos agrupar estos acontecimientos en episodios, que son secuencias de acciones relacionadas, que tratan de lo mismo. Casi siempre, un episodio inicia con un problema que enfrentan los personajes; se desarrolla con las acciones que realizan para resolverlo y concluye con un resultado.
Para realizar la actividad, te invito a leer los pasajes del cuento en un orden diferente a la obra original, al final, habremos leído todo el cuento y lo tendremos en su orden habitual.
Comencemos por los pasajes que se refieren a la situación inicial y final de los personajes.
Primero aclaro que todo lo que vamos a leer forma parte del cuento “La casa del bosque”, que lo encontramos en la tercera parte de Cuentos de niños y del hogar, de los hermanos Grimm. Tomamos la edición publicada en Madrid, en 1986 por Ediciones Generales Anaya.
Anexo 1
En cuanto se levantaron, el príncipe dijo a los tres sirvientes que fueran a buscar al padre y a la madre de la doncella para la boda.
¿Pero dónde están mis hermanas? preguntó la muchacha.
Las he encerrado en el sótano. Mañana serán conducidas al bosque y servirán en casa de un carbonero hasta que se hayan enmendado y no dejen pasar hambre a los pobres animales.
Anexo 2
Un pobre leñador vivía con su mujer y sus tres hijas en una pequeña cabaña en las lindes de un bosque solitario.
¿Cuál de estos pasajes corresponde a la situación inicial y cuál a la final?
Lo más común en estos cuentos es que, al principio, los personajes son pobres y viven en el bosque y que, al final, la protagonista consiga casarse con un príncipe mientras sus hermanas son castigadas.
Los tres primeros episodios del cuento son parecidos porque presentan lo que les pasa a las tres hermanas en situaciones similares. Comencemos leyendo el problema que enfrenta cada una y decidamos a qué número de episodio corresponde.
Anexo 3
El leñador llegó bien entrada la tarde a su casa y le reprochó a su mujer que lo hubiera tenido sin comer todo el día.
¿Y qué culpa tengo yo? contestó ella. La muchacha ha salido con la comida: tiene que haberse perdido; ya volverá mañana.
Antes de que se hiciera de día, se levantó el campesino para ir al bosque y pidió que la segunda hija le llevara la comida.
Cogeré una bolsa con lentejas dijo; los granos son más grandes que los de mijo y la muchacha podrá verlos mejor y así no se equivocará de camino.
Anexo 4
A la tercera mañana le dijo el leñador a su mujer:
Mándame a la pequeña con la comida; siempre ha sido buena y obediente, y no se quedará dando vueltas por ahí como las traviesas de sus hermanas.
La madre no quería y dijo:
¿Es que también voy a quedarme sin mi hija más querida?
No te preocupes dijo él, la muchacha no se perderá; es lista y juiciosa. Esta vez cogeré guisantes y los esparciré; son más grandes que las lentejas y le mostrarán el camino.
Anexo 5
Una mañana, cuando iba a salir a trabajar, le dijo a su mujer:
A mediodía, manda a la chica mayor que me lleve la comida al bosque, pues no sé si terminaré a tiempo. Para que no se pierda añadió llevaré una bolsa con mijo y esparciré los granos por el camino.
Cuando el sol estaba ya en medio del bosque, se puso la chica en camino con una olla llena de sopa, pero los gorriones de los campos y de los bosques, las alondras, los pinzones, los mirlos y los verderoncillos se habían comido hacía ya mucho tiempo el mijo, y la joven no pudo encontrar el camino.
¿Cuál es el problema en común que enfrentan las tres hermanas?
Su principal problema es que su papá no es muy listo, por dejarles semillas que se comen los pájaros del bosque, por esta causa, ninguna puede cumplir el encargo de llevarle comida y todas se pierden.
En el texto del Anexo 3, el papá le reclama a la mamá que una de las hijas no llegó con su comida y le pide que mande a la segunda hija. Esto me hace pensar que corresponde al Episodio 2
De manera similar, podemos decir que el texto del Anexo 4 corresponde al Episodio 3
Me llama la atención que, al principio, la mamá está confiada en que la primera hija volverá, y, después, ya está preocupada de que la tercera se vaya a perder.
El texto del Anexo 5 corresponde al Episodio 1
Anexo 6
Siguió andando a la buena de Dios hasta que el sol se puso y se echó encima la noche. Los árboles susurraban, las lechuzas roncaban y ella comenzó a tener miedo. De pronto vislumbró en la lejanía una luz que titilaba entre los árboles.
Allí debe de vivir gente pensó y podrán darme cobijo por esta noche.
Y se dirigió hacia donde brillaba la luz. No mucho después llegó a una casa, cuyas ventanas estaban iluminadas. Llamó y una voz ronca dijo desde dentro de la casa:
¡Pase!
La muchacha entró en el vestíbulo oscuro y llamó a la puerta de la habitación.
¡Pase ya de una vez! gritó la voz.
Abrió y se encontró con un hombrecillo de color gris acero en la mesa, el cual tenía la cabeza entre las manos y su barba le caía sobre la mesa casi hasta el suelo. Al lado de la estufa había tres animales, una gallinita, un gallito y una vaca con la piel a manchas. La muchacha le contó al anciano lo que le había pasado y le pidió cobijo para pasar la noche. El hombrecito dijo:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
¡Duks! contestaron los animales, lo cual quería decir, sin duda: Nos parece bien.
Luego el anciano prosiguió:
Aquí tienes de todo en abundancia. Ve afuera a la lumbre y prepáranos la cena.
La muchacha encontró de todo en la cocina e hizo una buena cena, pero no pensó para nada en los animales. Llevó la fuente llena a la mesa, se sentó al lado del hombre gris, comió y sació su hambre. Cuando ya estaba llena, dijo:
Estoy cansada. ¿Dónde hay una cama para poder tumbarme a dormir?
Los animales contestaron:
Puesto que para los dos
solamente has hecho cena
y en nosotros no has pensado,
tú verás dónde te acuestas.
Entonces dijo el anciano:
No tienes más que subir la escalera, y allí encontrarás una habitación con dos camas: múllelas y pon sábanas blancas, que luego iré a dormir.
La muchacha subió y, nada más mullir y hacer las camas, se echó sin esperar al anciano.
Anexo 7
Pero, cuando la muchacha salió con el cesto, las palomas del bosque tenían ya los guisantes en el buche y no supo a dónde dirigirse. Se angustió muchísimo pensando constantemente en el hambre que pasaría su padre y en lo que lloraría su madre, si se perdía. Finalmente, cuando ya era de noche, divisó la lucecita, llegó a la casa del bosque y pidió amablemente si la dejaban pasar la noche allí; el hombre de la barba blanca preguntó de nuevo a sus animales:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Duks dijeron ellos.
La muchacha se acercó a la estufa, donde estaban echados los animales, y acarició a la gallinita y al gallito, pasando su mano por las lisas plumas de colores, y rascó suavemente a la vaca entre los cuernos. El anciano la mandó a hacer la cena y ella, después de haber preparado una buena sopa, puso la fuente en la mesa y dijo:
No puedo ponerme a cenar y dejar a estos animalitos sin nada. Afuera hay cosas en abundancia, así que primero me ocuparé de ellos.
Salió y trajo cebada para el gallito y la gallinita, y una buena brazada de heno bien oliente para la vaca.
Que os aproveche, queridos animales dijo, y si tenéis sed, también os daré un trago de agua fresca.
Trajo, pues, un cubo lleno de agua, y el gallito y la gallinita, desde el borde, metían el pico y luego mantenían la cabeza en alto, tal como beben las aves, y la vaca de colores se echó también un buen trago.
Cuando hubo dado de comer a los animales, la muchacha se sentó a la mesa con el anciano y comió lo que él había dejado. Poco después comenzaron la gallinita y el gallito a meter la cabeza bajo el ala, y a la vaca de colores se le cerraban los ojos, entonces dijo la muchacha.
¿No deberíamos irnos a descansar?
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Los animales contestaron:
Duks.
Puesto que para nosotros
has hecho también la cena,
y en nosotros has pensado,
que descanses, niña bella.
La muchacha subió las escaleras, mullió los cojines de plumas e hizo la cama con sábanas de lino limpias; cuando terminó, llegó el anciano, se echó en una cama, y su barba blanca le llegaba hasta los pies.
Estos dos pasajes son extensos, pero importantes. ¿En qué se parece lo que les sucede a las hermanas? ¿En qué es distinto?
Se parece en que ambas llegan a la misma casa, tienen que preparar la cena y tender la cama para el dueño y para ellas mismas. Sin embargo, la primera no toma en cuenta a los animales y la tercera les muestra cariño y les da de comer.
¿A qué se debe esta diferencia?
A que la tercera hija es la menor y en estos cuentos suele ocurrir que es la de mejor corazón, aunque, aquí, las otras hermanas no son malas.
Podríamos profundizar en los personajes, como en la sesión anterior, pero sigamos con la trama. ¿Cómo crees que cierra cada uno de estos episodios? ¿Cuál es la consecuencia de la forma de actuar de cada una de las hermanas?
En la situación final vemos que la tercera hermana se va a casar con el príncipe y que a la primera se la van a llevar a servir en casa de un carbonero.
Leamos los anexos que contienen los resultados de estos dos episodios.
Anexo 8
La muchacha se echó en la otra y se durmió.
Anexo 9
Poco después llegó éste, alumbró a la muchacha con la luz y meneó la cabeza, al ver que estaba profundamente dormida, abrió una trampilla y la dejó caer al sótano.
Podemos darnos cuenta de que el Anexo 9 corresponde al resultado del primer episodio: La hija más grande es mandada al sótano. En cambio, en el Anexo 8 se nos cuenta que la hija menor se duerme en la cama.
¿Qué crees que le haya pasado a la segunda hermana? ¿Le fue como a la primera o como a la tercera?
Leamos los siguientes anexos para saberlo.
Anexo 10
A mediodía salió la muchacha con la comida, pero las lentejas habían desaparecido; los pájaros del bosque se las habían comido como el día anterior sin dejar ni una. La muchacha dio vueltas por el bosque hasta que se hizo de noche y llegó igualmente a casa del anciano. La dejaron pasar y pidió comida y cobijo. El hombre de la barba blanca preguntó de nuevo a los animales:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Los animales volvieron a contestar:
Duks.
Pasó lo mismo que el día anterior. La muchacha preparó una buena comida. Comió y bebió con el anciano y no se preocupó para nada de los animales. Cuando preguntó por la cama, le contestaron:
Puesto que para los dos
solamente has hecho cena
y en nosotros no has pensado,
tú verás dónde te acuestas.
Cuando llegó el anciano, ya se había dormido.
Anexo 11
El viejo la observó meneando la cabeza y la hizo caer al sótano.
Creo que corroboramos nuestra anticipación: lo que se cuenta de la segunda hermana es un resumen de lo que se dice de la primera.
Nos falta por leer un episodio. ¿Ya imaginan de qué se trata? Este episodio es especial porque, como en otras historias, cerca del final suceden cosas de gran intensidad, como una batalla o una revelación que termina de definir el resultado de la historia. A esta parte se le suele llamar “clímax”. Son los anexos correspondientes al episodio 4
Anexo 12
Durmió tranquila hasta media noche. De pronto se produjo un gran ruido en la casa que despertó a la muchacha. Comenzó a crujir y chirriar por doquier, la puerta se abrió de golpe y dio contra la pared. Las vigas resonaron como si estuvieran arrancándolas de sus junturas y parecía como si se derrumbara la escalera y se desplomara todo el tejado, pero de pronto reinó de nuevo el silencio y a la muchacha no le pasó nada malo, por lo que ella siguió acostada tranquilamente y se durmió otra vez.
Anexo 13
Mas cuando a la mañana siguiente se despertó, a plena luz del día, ¿qué fue lo que vieron sus ojos? Estaba en una gran sala y a su alrededor todo era muy lujoso: en las paredes crecían, sobre un fondo de seda verde, flores doradas, la cama era de marfil, el techo de terciopelo rojo y a su lado, en una silla, había un par de sandalias tejidas con perlas. La muchacha creyó que todo era un sueño, pero entraron tres sirvientes ataviados primorosamente y le preguntaron si deseaba algo.
Marchaos contestó la muchacha. Me levantaré rápidamente, haré una sopa al anciano y echaré de comer a la hermosa gallinita, al hermoso gallito y a la bonita vaca de colores.
Anexo 14
Pensando que el anciano ya se había levantado, miró hacia su cama, pero allí no estaba él, sino un desconocido. Mientras ella lo contemplaba, observando lo bello y apuesto que era, se despertó él y dijo:
Soy un príncipe encantado; una bruja malvada me había condenado a vivir como un hombre color gris-acero en el bosque; sólo mis tres sirvientes podían estar a mi alrededor y ellos tenían la apariencia de una gallinita, un gallito y una vaca de colores; el embrujo no podía terminar hasta que llegara a nuestra casa una joven tan bondadosa que no sólo se mostrara amable con el hombre, sino también con los animales, y ésa has sido tú. Esta noche tú nos has liberado y la casa del bosque se ha transformado otra vez en un palacio real.
Como te diste cuenta, en esta parte, la casa del bosque y sus habitantes vuelven a su forma original, pero en medio de un gran suspenso.
Primero, la casa tiembla y hay ruidos, pero no se sabe si eso es malo. Luego, la protagonista observa los cambios sin saber explicárselos; incluso, piensa en ignorar a los criados y preparar el desayuno. Finalmente, todo se le aclara con la explicación del príncipe.
La forma en que se presenta esta transformación busca generar sorpresa y emoción en los lectores, a la vez que marca un cambio sustancial en la situación de los personajes.
Me llama la atención que lo que cuenta el príncipe, sobre el hechizo de la bruja, es anterior a todo lo que se narra en el cuento. Es el problema que está tratando de resolver al dar hospedaje a las muchachas que se pierden en el bosque.
Hay tres ideas importantes sobre las que aprenderán más en otros grados. La primera es que en una historia puede haber varias tramas, pero algunas de ellas quedan ocultas por la trama principal. La segunda es que el orden de presentación de los acontecimientos puede ser distinto al orden temporal con que éstos ocurren. La tercera, los personajes pueden contar parte de su historia en sus diálogos.
Toma nota de esta idea porque te puede ser de utilidad para escribir tu obra de teatro.
¿Qué te pareció este cuento? ¿Puedes reconocer cómo los acontecimientos se relacionan unos con otros para armar una historia?
En el cuento que leímos la sesión anterior, cuando el hada pide agua a cada una de las hermanas se da un episodio: el problema consiste en superar la prueba que les pone el hada y el resultado es el premio o el castigo que les otorga.
Cuando cada hermana regresa a casa ocurre otro episodio, en el que el problema consiste en enfrentar el posible enojo de la mamá, lo cual da lugar a diversos resultados.
Esta revisión te ayudará a imaginar la trama de tu obra de teatro. Debes considerar la situación inicial y final de los personajes, los problemas que enfrentan y todo lo que hacen para resolverlos, hasta llegar a algún resultado.
Y eso puede suceder en uno o en varios episodios, que se van a acomodar en actos y escenas, así que ve pensando en la trama. La próxima sesión la redondearemos.
Ahora te invito a leer el cuento en su orden habitual.
La casa en el bosque.
Un pobre leñador vivía con su mujer y sus tres hijas en una pequeña cabaña en las lindes de un bosque solitario. Una mañana, cuando iba a salir a trabajar, le dijo a su mujer:
A mediodía, manda a la chica mayor que me lleve la comida al bosque, pues no sé si terminaré a tiempo. Para que no se pierda añadió llevaré una bolsa con mijo y esparciré los granos por el camino.
Cuando el sol estaba ya en medio del bosque, se puso la chica en camino con una olla llena de sopa. Pero los gorriones de los campos y de los bosques, las alondras, los pinzones, los mirlos y los verderoncillos se habían comido hacía ya mucho tiempo el mijo, y la joven no pudo encontrar el camino. Siguió andando a la buena de Dios hasta que el sol se puso y se echó encima la noche. Los árboles susurraban, las lechuzas roncaban y ella comenzó a tener miedo, de pronto vislumbró en la lejanía una luz que titilaba entre los árboles.
Allí debe de vivir gente pensó y podrán darme cobijo por esta noche.
Y se dirigió hacia donde brillaba la luz. No mucho después llegó a una casa, cuyas ventanas estaban iluminadas. Llamó y una voz ronca dijo desde dentro de la casa:
¡Pase!
La muchacha entró en el vestíbulo oscuro y llamó a la puerta de la habitación.
¡Pase ya de una vez! gritó la voz.
Abrió y se encontró con un hombrecillo de color gris acero en la mesa, el cual tenía la cabeza entre las manos y su barba le caía sobre la mesa casi hasta el suelo. Al lado de la estufa había tres animales, una gallinita, un gallito y una vaca con la piel a manchas. La muchacha le contó al anciano lo que le había pasado y le pidió cobijo para pasar la noche. El hombrecito dijo:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
¡Duks! contestaron los animales, lo cual quería decir, sin duda: “Nos parece bien”.
Luego el anciano prosiguió:
Aquí tienes de todo en abundancia. Ve afuera a la lumbre y prepáranos la cena.
La muchacha encontró de todo en la cocina e hizo una buena cena, pero no pensó para nada en los animales. Llevó la fuente llena a la mesa, se sentó al lado del hombre gris, comió y sació su hambre. Cuando ya estaba llena, dijo:
Estoy cansada. ¿Dónde hay una cama para poder tumbarme a dormir?
Los animales contestaron:
Puesto que para los dos
solamente has hecho cena
y en nosotros no has pensado,
tú verás dónde te acuestas.
Entonces dijo el anciano:
No tienes más que subir la escalera, y allí encontrarás una habitación con dos camas: múllelas y pon sábanas blancas, que luego iré a dormir.
La muchacha subió y, nada más mullir y hacer las camas, se echó sin esperar al anciano, poco después llegó éste, alumbró a la muchacha con la luz y meneó la cabeza. Y al ver que estaba profundamente dormida, abrió una trampilla y la dejó caer al sótano.
El leñador llegó bien entrada la tarde a su casa y le reprochó a su mujer que lo hubiera tenido sin comer todo el día.
¿Y qué culpa tengo yo? contestó ella. La muchacha ha salido con la comida: tiene que haberse perdido; ya volverá mañana.
Antes de que se hiciera de día, se levantó el campesino para ir al bosque y pidió que la segunda hija le llevara la comida.
Cogeré una bolsa con lentejas dijo; los granos son más grandes que los de mijo y la muchacha podrá verlos mejor y así no se equivocará de camino.
A mediodía salió la muchacha con la comida, pero las lentejas habían desaparecido; los pájaros del bosque se las habían comido como el día anterior sin deja ni una. La muchacha dio vueltas por el bosque hasta que se hizo de noche y llegó igualmente a casa del anciano. La dejaron pasar y pidió comida y cobijo. El hombre de la barba blanca preguntó de nuevo a los animales:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Los animales volvieron a contestar:
Duks.
Pasó lo mismo que el día anterior. La muchacha preparó una buena comida. Comió y bebió con el anciano y no se preocupó para nada de los animales. Cuando preguntó por la cama, le contestaron:
Puesto que para los dos
solamente has hecho cena
y en nosotros no has pensado,
tú verás dónde te acuestas.
Cuando llegó el anciano, ya se había dormido. El viejo la observó meneando la cabeza y la hizo caer al sótano.
A la tercera mañana le dijo el leñador a su mujer:
Mándame a la pequeña con la comida; siempre ha sido buena y obediente, y no se quedará dando vueltas por ahí como las pindongas de sus hermanas.
La madre no quería y dijo:
¿Es que también voy a quedarme sin mi hija más querida?
No te preocupes dijo él, la muchacha no se perderá; es lista y juiciosa. Esta vez cogeré guisantes y los esparciré; son más grandes que las lentejas y le mostrarán el camino.
Pero, cuando la muchacha salió con el cesto, las palomas del bosque tenían ya los guisantes en el buche y no supo a dónde dirigirse. Se angustió muchísimo pensando constantemente en el hambre que pasaría su padre y en lo que lloraría su madre, si se perdía. Finalmente, cuando ya era de noche, divisó la lucecita, llegó a la casa del bosque y pidió amablemente si la dejaban pasar la noche allí; el hombre de la barba blanca preguntó de nuevo a sus animales:
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Duks dijeron ellos.
La muchacha se acercó a la estufa, donde estaban echados los animales, y acarició a la gallinita y al gallito, pasando su mano por las lisas plumas de colores, y rascó suavemente a la vaca entre los cuernos. El anciano la mandó a hacer la cena y ella, después de haber preparado una buena sopa, puso la fuente en la mesa y dijo:
No puedo ponerme a cenar y dejar a estos animalitos sin nada. Afuera hay cosas en abundancia, así que primero me ocuparé de ellos.
Salió y trajo cebada para el gallito y la gallinita, y una buena brazada de heno bien oliente para la vaca.
Que os aproveche, queridos animales dijo, y si tenéis sed, también os daré un trago de agua fresca.
Trajo, pues, un cubo lleno de agua, y el gallito y la gallinita, desde el borde, metían el pico y luego mantenían la cabeza en alto, tal como beben las aves, y la vaca de colores se echó también un buen trago.
Cuando hubo dado de comer a los animales, la muchacha se sentó a la mesa con el anciano y comió lo que él había dejado. Poco después comenzaron la gallinita y el gallito a meter la cabeza bajo el ala, y a la vaca de colores se le cerraban los ojos. Entonces dijo la muchacha.
¿No deberíamos irnos a descansar?
Gallinita hermosa,
tú, gallito hermoso,
vaca de colores,
¿Qué opináis vosotros?
Los animales contestaron:
Duks
Puesto que para nosotros
has hecho también la cena,
y en nosotros has pensado,
que descanses, niña bella.
La muchacha subió las escaleras, mullió los cojines de plumas e hizo la cama con sábanas de lino limpias; cuando terminó, llegó el anciano, se echó en una cama, y su barba blanca le llegaba hasta los pies.
La muchacha se echó en la otra y se durmió.
Durmió tranquila hasta media noche, de pronto se produjo un gran ruido en la casa que despertó a la muchacha. Comenzó a crujir y chirriar por doquier, la puerta se abrió de golpe y dio contra la pared. Las vigas resonaron como si estuvieran arrancándolas de sus junturas y parecía como si se derrumbara la escalera y se desplomara todo el tejado, pero de pronto reinó de nuevo el silencio y a la muchacha no le pasó nada malo, por lo que ella siguió acostada tranquilamente y se durmió otra vez.
Mas cuando a la mañana siguiente se despertó, a plena luz del día, ¿Qué fue lo que vieron sus ojos? Estaba en una gran sala y a su alrededor todo era muy lujoso: En las paredes crecían, sobre un fondo de seda verde, flores doradas, la cama era de marfil, el techo de terciopelo rojo y a su lado, en una silla, había un par de sandalias tejidas con perlas. La muchacha creyó que todo era un sueño, pero entraron tres sirvientes ataviados primorosamente y le preguntaron si deseaba algo.
Marchaos contestó la muchacha. Me levantaré rápidamente, haré una sopa al anciano y echaré de comer a la hermosa gallinita, al hermoso gallito y a la bonita vaca de colores.
Pensando que el anciano ya se había levantado, miró hacia su cama, pero allí no estaba él, sino un desconocido. Mientras ella lo contemplaba, observando lo bello y apuesto que era, se despertó él y dijo:
Soy un príncipe encantado; una bruja malvada me había condenado a vivir como un hombre color gris-acero en el bosque; sólo mis tres sirvientes podían estar a mi alrededor y ellos tenían la apariencia de una gallinita, un gallito y una vaca de colores; el embrujo no podía terminar hasta que llegara a nuestra casa una joven tan bondadosa que no sólo se mostrara amable con el hombre, sino también con los animales, y ésa has sido tú. Esta noche tú nos has liberado y la casa del bosque se ha transformado otra vez en un palacio real.
En cuanto se levantaron, el príncipe dijo a los tres sirvientes que fueran a buscar al padre y a la madre de la doncella para la boda.
¿Pero dónde están mis hermanas? preguntó la muchacha.
Las he encerrado en el sótano. Mañana serán conducidas al bosque y servirán en casa de un carbonero hasta que se hayan enmendado y no dejen pasar hambre a los pobres animales.
Jacob y Wilhelm Grimm. III. Cuentos de niños y del hogar. Madrid: Ediciones Generales Anaya, 1986, pp. 154-158.
¡Buen trabajo!
Gracias por tu esfuerzo.
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