Haciendo drama

 

Haciendo drama

Aprendizaje esperado: emplea la puntuación correcta para organizar los diálogos en una obra teatral, así como para darle la intención requerida al diálogo.

Énfasis: edita el texto y propone opciones para realizar la lectura dramatizada.

¿Qué vamos a aprender?

Aprenderás a emplear la puntuación correcta para organizar los diálogos en una obra teatral, así como para darle la intención requerida al diálogo.

¿Qué hacemos?

Para la sesión de hoy, te pido que pongas mucha atención, además de la lectura dramatizada de nuestra obra, revisaremos y comentaremos la segunda versión del guion teatral elaborado por Viviana.

Como introducción a todo lo que haremos hoy, me gustaría recordarte algunos de los aspectos que hemos trabajado en las últimas sesiones.

  • Nos inspiramos en los personajes de textos narrativos que leímos.
  • Fuimos escribiendo un guion en el que adaptamos las expresiones de acuerdo con las intenciones o características de nuestros personajes.
  • Revisamos varias veces nuestro texto e insertamos acotaciones y signos de puntuación.
  • Cuidamos que nuestra historia fuera coherente, con episodios centrados en la resolución de un problema.

Vamos a comenzar con la lectura y comentarios del segundo borrador del guion teatral que nos envió Viviana Michelle Castañeda Luna, estudiante de la “Escuela Activa”, en la alcaldía de Iztapalapa de la Ciudad de México.

El Gato Mago.

Por: Viviana Michelle Castañeda Luna.

Narrador: Érase una vez dos gatitos que eran hermanos, pero eran muy diferentes uno del otro, tan diferentes eran que uno era blanco y el otro negro, dos colores completamente opuestos. Contrario a lo que las creencias digan, el blanco era un gato muy cruel, el cual creía que sólo los gatos de alto rango merecían ayuda y amigos, pero el gato negro sabía que todos los seres vivos son iguales.

Narrador: Un día.

Gatito Negro: ¡Ambos podemos tener razón!

Gatito Blanco: ¡Ja! ¡Claro que no!

Gatito Negro: ¡Podemos decir que cada quien tiene opiniones diferentes!

Gatito Blanco: ¡No, si una es mejor que otra!

Gatito Negro: Mira, voy a dejar que se te pase el enojo para poder hablar bien y no andarnos gritando mutuamente. Si me necesitas voy a estar en la azotehuelita, ¿okey?

Gatito Blanco: Okey.

Narrador: Mientras tanto.

Gato Mago: Tengo un poco de hambre. Veré si encuentro a un gato tan amable como para que me dé un poco de su comida.

Gato negro: Voy a esperar aquí unos cuantos minutos hasta que mi hermano se calme y podamos volver a hablar como gente civilizada.

Narrador: De repente.

Gato Mago: Disculpe, ¿Me podría dar un poco de comida? No he comido y estoy muy, pero muy hambriento.

Gato Negro: ¡Sí, por supuesto!

Narrador: Y diciendo esto, el Gato Negro le dio la mejor leche y las mejores croquetas que tenía. El gato mago satisfecho le dio las gracias y recitó el siguiente conjuro:

Gato mago: Como bueno has sido te otorgo el don de que al levantar tu plato encuentres de las más finas croquetas que existen y que tu leche siempre sea la mejor.

Como puedes observar la historia no cambió, aunque el texto es distinto, porque ahora presenta más diálogos entre los personajes.

Sin embargo, creo que todavía no puso acotaciones para indicar movimientos de los actores. Tampoco señaló los cambios de escena, cuando entra o sale un personaje o cambian de espacio.

Como te comenté la clase pasada, no es fácil prestar atención a todos los elementos que intervienen en la organización de un texto en un solo intento. En este borrador, Viviana puso mucho interés en ampliar los diálogos de los personajes y restarle importancia al narrador; en otro borrador, podrá incorporar las acotaciones.

Para tener una mejor idea del esfuerzo que hizo, comparemos partes de la primera y la segunda versión de su escrito.

Primera versión. Segunda versión.
Narrador: Un día, ambos gatos estaban discutiendo y, como siempre, el gato negro tenía una posición estable y firme y el blanco decía cualquier cosa que pasara por su cabeza, aunque fuera un disparate. Cuando acabaron de pelear, el gato negro dejó a su hermano solo un rato para que se pasara el enojo, así que se fue a la azotehuela. Narrador: Un día.
Gatito Negro: ¡Ambos podemos tener razón!
Gatito Blanco: ¡Ja! ¡Claro que no!
Gatito Negro: ¡Podemos decir que cada quien tiene opiniones diferentes!
Gatito Blanco: ¡No, si una es mejor que otra!
Gatito Negro: Mira, voy a dejar que se te pase el enojo para poder hablar bien y no andarnos gritando mutuamente. Si me necesitas voy a estar en la azotehuelita, ¿okey?
Gatito Blanco: Okey.
Primera versión. Segunda versión.
Narrador: El gato negro se fue a la azotehuela y se miró en una pequeña cubeta que tenía cerca, pero de repente vio reflejado a alguien detrás de él y resultó que era un viejo gato muy anciano que le pidió un poco de leche. El gatito le dijo:
Gatito Negro: ¡Sí, por supuesto!
Narrador: Mientras tanto.
Gato Mago: Tengo un poco de hambre. Veré si encuentro a un gato tan amable como para que me dé un poco de su comida.
Gato negro: Voy a esperar aquí unos cuantos minutos hasta que mi hermano se calme y podamos volver a hablar como gente civilizada.
Narrador: De repente.
Gato Mago: Disculpe, ¿Me podría dar un poco de comida? No he comido y estoy muy, pero muy hambriento.
Gato Negro: ¡Sí, por supuesto!

Me parece que la primera parte de los diálogos es muy buena; realmente, convierte lo que había platicado el narrador en una discusión entre hermanos. Ahora bien, lo que cuenta rápidamente un narrador pudo haber sido una discusión muy larga, y Viviana eligió presentar solamente la parte final.

En la segunda parte de estos diálogos, se pierde un poco el misterio del Gato Mago: ya no es un ser mágico que pide de comer a los gatitos para poner a prueba sus sentimientos; ahora, parece ser sólo un gato hambriento que pide de comer a otro gato.

Es una muestra de lo difícil que es mostrar a un personaje en escena que finge ser algo distinto a lo que en el fondo se supone que es.

Ahora, quiero resaltar un detalle más: en la primera versión de Viviana, hay pocos signos de admiración e interrogación.

Cuando se presenta el diálogo de los personajes, estos signos, que resaltan la expresión de los hablantes, aparecen de manera natural.

Gatito Negro: ¡Ambos podemos tener razón!

Gatito Blanco: ¡Ja! ¡Claro que no!

Gatito Negro: ¡Podemos decir que cada quien tiene opiniones diferentes!

Gatito Blanco: ¡No, si una es mejor que otra!

Gato Mago: Disculpe, ¿Me podría dar un poco de comida? No he comido y estoy muy, pero muy hambriento.

Vamos a presentarte nuestra obra de teatro, tiene las características y la relación de los personajes por medio de diálogos, prescindiendo de un narrador e incorporando las acotaciones suficientes para orientar la puesta en escena.

Elegimos lo que podía ser esencial para la historia, dando a entender las características de los personajes y sus conflictos con el mínimo de diálogo y acciones. Incluso, centramos la historia en una sola de las hermanas.

Te pido que trates de realizar la lectura dramatizada, es una forma de representación teatral en la que los actores leen en voz alta el guion, sin memorizarlo y sin realizar los movimientos en escena. Esto tiene la ventaja de que la representación se prepara más fácilmente que una puesta en escena completa.

Con mucho gusto te presentamos la obra “El cenote”, inspirada en cuentos de Perrault y de los hermanos Grimm, pero ambientada en una comunidad maya, hace muchos, muchos, pero muchos años.

Los personajes que participan en la obra son los siguientes:

Kantunil: Mujer joven y bondadosa.

Nicté: Su hermana.

La madre de ambas: Mujer de edad madura.

El árbol de zapote: árbol.

Itza: Anciana y hechicera.

Balam: Príncipe.

El cenote.

Escena primera.

El interior de una choza de adobe en medio de la selva. Dos hamacas.

Kantunil: ¡Buenos días, mi querida hermana!

Nicté: ¿Y qué tienen de buenos?

Kantunil: Pues que está amaneciendo muy soleado, además, estamos teniendo un día más de vida.

Nicté: Y también podemos cerrar los ojos y tener unos minutos más de sueño.

Kantunil: Pero debemos ir al cenote por agua para poder hacer la comida de hoy.

Nicté: Yo tengo sueño, no hambre, así que déjame dormir y, si tanto te preocupa, ve tú por el agua.

Madre: Ya escuchaste a tu hermana, ve por el agua. Tu escándalo también me despertó a mí, Kantunil. Vete ya, pero anda el camino en silencio, no vaya a ser que despiertes a todo el mundo a tu paso.

Kantunil: Perdona, madre, no era mi intención molestarte. Iré ahora al cenote.

Kantunil sale en silencio.

Madre: Mi pobre Nicté, la mayor y más bella de mis hijas, ¡también te han despertado! Me quedaré contigo para arrullarte y que descanses otro rato.

Madre arrulla a Nicté y le canta una canción de cuna.

Escena segunda.

Un camino que termina con un cenote. Kantunil camina hacia el cenote con una cubeta en la mano, comienza a tararear la canción de cuna que su madre cantó en la escena anterior. Al llegar hasta el cenote, se da cuenta de que está haciendo ruido y se tapa la boca.

Kantunil: Madre dijo que en silencio. ¡Sh! Sólo voy a tomar un poco de agua.

Kantunil se asoma al cenote, mete la cubeta y justo cuando intenta sacarla, la cubeta jala de ella y cae al cenote.

Escena tercera.

Cuando Kantunil logra salir del cenote, lo hace en otra parte de la selva.

Kantunil: ¡Oh, no! ¿Ahora dónde estoy? Mi madre y hermana van a estar sedientas y preocupadas por mí. Debo volver a casa.

Árbol: Muchacha, muchacha.

Kantunil: ¿Quién anda ahí?

Árbol: Soy yo, el árbol.

Kantunil: Señor árbol, perdone si lo he despertado, le aseguro que no era mi intención hacer ningún escándalo, por favor, acepte mis disculpas, prometo seguir mi camino en silencio.

Árbol: ¡Qué muchacha tan agradable! Al contrario, el canto de tu voz alegró mi mañana. Quiero pedirte tu ayuda. Tantos zapotes cuelgan de mis ramas que ya me pesan y no me permiten estirarme. ¿Podrías quitarlos?

Kantunil: Con mucho gusto, árbol.

Árbol: Pero, ¿Cantarías mientras lo haces? Eso me ayudaría a no ponerme nervioso.

Kantunil: ¡Claro!

Kantunil canta y arranca los zapotes del árbol y hace algunos montones.

Kantunil: He terminado, árbol.

Árbol: Eres una buena muchacha. Tu canto me ha tranquilizado y tu labor ha aligerado mis ramas. En agradecimiento, puedes llevarte unos zapotes para que sigas tu camino.

Kantunil: ¿Puedo compartirles a mi madre y hermana?

Árbol: ¡Claro! Lleva los que desees y compártelos con quien gustes. Tu hermana y tu madre son muy afortunadas de tenerte en sus vidas.

Kantunil: Deben estar preocupadas por mí y sedientes. Me voy, árbol. ¡Gracias por este regalo! Ahora, debo encontrar el camino de regreso a casa.

Kantunil comienza a caminar y a tararear su canción, debajo de la ceiba se encuentra a una anciana tapada con una capa.

Anciana: Muchacha, muchachita, dame de comer, apiádate de esta triste y pobre señora hambrienta.

Kantunil: Señora, puedo ofrecerle unos zapotes que traigo conmigo.

Anciana: Tienes un buen corazón, muchacha, pero, también estoy sedienta y veo que llevas agua. ¿Podrías saciar la sed de esta vieja?

Kantunil: Aquí tiene, señora.

Anciana: ¿Puedo beberla toda?

Kantunil: Coma y beba lo que necesite, aún soy joven y tengo la fuerza suficiente para ir a buscar más agua si fuera necesario.

Anciana: Bien me lo dijo el árbol de zapote, eres una muchacha de buen y noble corazón. Yo soy Itza, hechicera del agua (la anciana se quita la capa y se descubre una bella mujer) y en agradecimiento por tu acción, saldrán joyas de tu boca cada vez que hables.

Kantunil: Señora, yo sólo actué como cualquier otra muchacha hubiera hecho.

Al hablar, salen joyas de la boca de Kantunil.

Anciana: Yo no estaría tan segura pero tu alma noble te impide ver la maldad de la gente.

Kantunil pone cara triste.

Anciana: ¿Qué pasa, bella muchacha?

Kantunil: Estoy un poco triste porque no sé cómo volver a casa. Mi madre y hermana deben estar sedientas y preocupadas por mí.

Anciana: Vuelve al cenote de donde saliste y pídele que te conduzca a tu verdadero camino. Vierte en él las joyas que salgan de tu boca y te llevará a donde perteneces.

Kantunil: Gracias, señora.

Kantunil se dirige al cenote, canta, deja caer las joyas al río, cae al cenote y vuelve al camino del inicio.

Escena cuarta.

Kantunil sale del cenote y se encuentra con Balam.

Balam: ¡Pero qué mujer más hermosa! Muchacha, ¿No tiene algo de comida que pueda compartir conmigo?

Kantunil, sin hablar, le extiende varios zapotes. Balam lo come y no dice nada.

Balam: Deseo conocer a sus padres para pedirles permiso de casarme con usted, si está de acuerdo.

Kantunil echa a correr, dejando la cubeta y los zapotes. Balam toma la cubeta, los zapotes y la sigue.

Escena quinta.

El interior de la choza de adobe de la primera escena. Kantunil le ha contado a su madre y hermana lo sucedido.

Madre: Es increíble esto que te ha pasado. Tener qué inventar estos cuentos con tal de no llegar con el agua.

Nicté: ¿Por qué le pasan las cosas buenas a Kantunil, madre? ¡No es justo!

Nicté echa a llorar.

Madre: ¿Estás contenta de ver cómo sufre tu hermana? Si te salen todas esas riquezas de la boca, lárgate de aquí. No volverás a opacar a tu hermana.

Nicté: No queremos saber nada de ti nunca más.

Madre: Escuchaste bien, nunca más.

Kantunil sale llorando.

Escena sexta.

Un palacio lleno de lujos.

Kantunil: Fue una bendición encontrarte. Aquel día cambió mi suerte y el cenote me condujo a mi verdadero camino, pensé que era junto a mi madre y hermana. Ahora comprendo que eras tú, mi príncipe Balam.

Balam: Mi princesa Kantunil, no sabía las riquezas que escondías en tu boca. Tu bondad y belleza me cautivaron y el tesoro más importante, lo llevas en tu interior. Espero que tengamos dicha y prosperidad hasta el resto de nuestros días.

Espero que te haya gustado nuestra obra de teatro y hayas entendido la importancia de lo que le dice la hechicera Itza a Kantunil, de que el cenote la conducirá a su verdadero camino, apartándose de su mamá y de su hermana, que no la quieren ni aprecian sus cualidades.

Por eso, al salir del cenote, Kantunil se encuentra con el príncipe, que se enamora de ella.

Una buena evaluación de lo que escribimos es que se hayas entendido lo que quisimos comunicar.

Aprendimos a lo largo de esta práctica social del lenguaje, que:

  • Podemos considerar una variedad de elementos para comprender y analizar personajes literarios.
  • Las narraciones y las obras de teatro son formas distintas de presentar historias, en las que los personajes resuelven problemas y transforman la situación en que se encuentran.

Recuerda que el propósito de toda obra de teatro es ser representada por un equipo de actores. La lectura dramatizada es una forma de acercarnos a esta intención.

¡Buen trabajo!

Gracias por tu esfuerzo.

Para saber más:

Lecturas

https://libros.conaliteg.gob.mx/20/P5ESA.htm

https://libros.conaliteg.gob.mx/20/P5LEA.htm

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