Todos participamos
Todos participamos
Aprendizaje esperado: identifica situaciones en su vida diaria, en las que puede tomar algunas decisiones y en las que no; así como que esas decisiones conllevan una responsabilidad consigo y con otras personas.
Énfasis: participa con su familia o grupo escolar en la elaboración de propuestas para distribuir las actividades de cuidado del hogar o la escuela en beneficio de todos.
¿Qué vamos a aprender?
Identificarás situaciones en tu vida diaria, en las que puedes tomar algunas decisiones y en las que no; así como que esas decisiones conllevan una responsabilidad consigo y con otras personas.
Participarás con tu familia o grupo escolar en la elaboración de propuestas para distribuir las actividades de cuidado del hogar o la escuela en beneficio de todos.
¿Qué hacemos?
Te invito a ver el siguiente video que habla sobre las responsabilidades que conlleva la toma de algunas decisiones en familia.
Don Leopoldo y Cupertino – Mascotas.
¿Te gustó? queda muy claro que todo lo que se decide, ya sea solos o en familia, tiene consecuencias que no puedes perder de vista, por eso es bueno ver todo el panorama antes de tomar una decisión.
Como dice Don Leopoldo en el video, “La libertad conlleva responsabilidades”. Eliges con libertad y respetas tus pactos y tus responsabilidades. El video habla de lo que pasa en una familia, pero lo mismo pasa en la escuela y cualquier lugar en el que convivas con más personas.
Entonces, si decides tener una mascota o si tus papás deciden cambiarse de casa todos juntos o si decides que deporte jugar con tus amigos, todas esas cosas implican ponerse de acuerdo en colectivo.
Te invito a ver otro ejemplo, esta es la historia de Guadalupe, que cuenta sobre cómo se organizaron para cuidar las plantas de su escuela, cuando todavía asistían antes de la pandemia.
La profesora de la escuela estaba muy preocupada porque las plantas del jardín de la escuela se estaban secando.
Ella quería que, entre todos, la apoyáramos para pensar en una propuesta para mejorar el cuidado del jardín de la escuela y así no permitir que se mueran las plantas y poder contar con un área que nos de oxígeno y beneficie a todas y todos en la escuela.
Panchito propuso que se hicieran grupos de tareas. Que todas las niñas y los niños de la escuela, tuvieran distintas tareas por grupos, para cuidar las plantas.
Paola, propuso que se barriera el jardín para quitar la basura.
Yo propuse que otro grupo se encargara de aflojar la tierra de todo el jardín, Julián dijo que sería una buena idea que un grupo coloque tierra negra y de hoja en todo el terreno del jardín.
Adrián propuso una gran idea, quitar las plantas muertas y sembrar plantas donadas por las familias de las y los estudiantes y docentes.
Juan, al escuchar eso, se le ocurrió que un grupo coloque un letrero en cada planta con el nombre de la planta y de la familia que la donó, además de poner abono en cada planta.
La maestra se puso muy contenta y dijo que esas ideas eran muy buenas y que no nos olvidáramos de regarlas, ¡Hay que regar esas plantas!
Para terminar y que todo quedara muy bonito, también propuse pintar el muro de atrás del jardín.
Y para lograr todo eso que propusimos, tuvimos que ponernos muy bien de acuerdo.
Es una gran historia, eso que dice de “ponerse muy bien de acuerdo” no es otra cosa que juntarse a elaborar el plan de acción. Este plan se puede lograr de muchas formas, una muy sencilla, que es la asamblea.
Seguramente alguna vez has escuchado sobre las asambleas, por lo general se dan entre vecinos, y se realizan con la finalidad de lograr mejorar algunas cosas en el área vecinal.
Ponerse de acuerdo es algo que debes hacer todos los días, para poder tener una buena convivencia con todas las personas que te rodean. Y aunque a veces no te des cuenta, los acuerdos son algo que haces todo el tiempo.
Te invito a seguir con la historia de Guadalupe:
Pensamos que ponernos de acuerdo iba a ser lo más sencillo, ya teníamos anotados en el pizarrón todas las ideas que entre todos habíamos propuesto.
Empezamos a decidir entre todos, preguntándonos: ¿Qué procede? ¿Qué necesitamos para que estas actividades que ya anotamos en el pizarrón se cumplan?
Panchito dijo que de los diferentes grupos de personas que se iban a encargar de hacer las tareas para mejorar el jardín, necesitaban un representante, tener un responsable de cada actividad.
Entonces se colocaron unos letreros en el pizarrón con las tareas a realizar y quién sería el responsable de cada tarea.
Después pensé que faltaba saber cuándo se iban a realizar cada una de las cosas que dijimos, por lo que se anotó “Fecha de realización”.
Cuando ya estábamos listos para definir las tareas que cada uno realizaría, todos comenzaron a hablar, uno sobre otro intentando ganar las tareas, no hubo orden, no nos escuchábamos, y mucho menos se entendía lo que decíamos.
Yo quiero regar las plantas.
No, yo quiero hacer eso, además, fue mi idea.
Pero yo quiero hacerla.
Ah bueno, entonces yo quiero sembrar las plantas donadas.
No maestra, yo quiero sembrar las plantas.
También quiero encargarme de la tierra.
Esa idea también fue mía.
Entonces quiero la idea de Juan y de Guadalupe.
No, a ti te toca la de pintar el muro.
No, yo no quiero hacer eso.
Yo quiero la idea de Guadalupe.
Ashhh… pues entonces ya no quiero hacer nada.
Hasta que la maestra puso orden y dijo: “Oigan, esto no se parece en nada a una buena asamblea. Tenemos que ponernos de acuerdo, además, a mí ni me tomaron en cuenta”.
Todos concordamos que tenía razón en que estábamos siendo muy desordenados, y es que todos queríamos hacer las mismas cosas.
Al ver el desorden, la maestra nos preguntó:
- ¿Cuál es el motivo principal por el que tenemos que definir quién hace qué y cuándo?
- Y todos dijimos: Arreglar el jardín de la escuela.
- Maestra: Exacto, todos debemos trabajar para lograr eso.
- Guadalupe: Sí, hay varias formas para definir estas cosas, y definitivamente, ninguna va de la mano de las discusiones y el desorden.
- Maestra: ¿De qué manera se pueden poner de acuerdo sobre varias cosas?
- Panchito: Pienso en las exposiciones y los votos. Podríamos exponer cada uno por qué quiere ser el encargado de cada área y luego todos votar por quién lo hará.
También en ese momento consideramos un sorteo, hacer papelitos con nuestros nombres, meterlos en una bolsa y sacar uno por cada tarea. Y a todos nos gustó la idea, por fin nos empezábamos a poner de acuerdo.
Decidir que fuera un sorteo, también fue un ejemplo de “ponerse de acuerdo”. Las tareas fueron las siguientes:
- Barrer el jardín.
- Aflojar la tierra.
- Colocar tierra nueva en el jardín.
- Quitar las plantas muertas y sembrar plantas nuevas.
- Colocar abono en cada planta.
- Regar las plantas.
- Pintar el muro de atrás del jardín.
Una vez que ya teníamos los papelitos los doblamos y los metimos en una bolsa para que no se viera cuál era cual.
Cada uno tomamos un papel y así definimos qué tarea tenía cada uno de nosotros.
Así fue como logramos ponernos de acuerdo en quien iba a realizar cada tarea, y tener un lindo jardín. Cada tarea implicaba un compromiso para cumplir por quien fue seleccionada o seleccionado, desde entonces todos estuvimos al pendiente de que se cumpliera aquella responsabilidad a la que nos comprometimos y que todos los que estábamos en ese grupo cumpliéramos con nuestra promesa de colaboración.
¿Observaste qué fácil es ponerse de acuerdo cuando todos tienen claro lo que se quiere lograr?
Cuando existe un problema o una complicación, basta con tenerla clara y buscar a la gente indicada para hacer grupos y ponerse de acuerdo.
Te invito a conocer otra historia, esta es sobre una niña que amaba el desorden.
ANITA, NIÑA DESORDENADA
Autora: María Teresa Carretero
Anita vivía con sus papás en una bonita casa.
Anita era muy estudiosa pero también era muy desordenada. Su mamá le decía: Las cosas deben estar ordenadas, algún día necesitarás algo y no lo vas a encontrar.
Ella respondía: Yo sé dónde está cada cosa y nunca se me pierde nada.
La mamá le respondía: Un día vas a tener un problema.
Anita tenía la ropa revuelta. Siempre tenía prisa a la hora de ordenar las cosas y así juntaba ropa sucia con limpia, los zapatos de verano con los de invierno, trajes de baño con playeras, en fin, un desastre. Y era, como decía su papá, la niña más lista y aplicada de su clase, pero también la campeona del desorden.
Desde pequeña sus papás le habían insistido en que debía tener las cosas ordenadas, pero ella siempre iba con prisa.
En su habitación había armarios y cajones, estantes y una mesa de estudio, pero ella dejaba las cosas encima de la cama, de la mesa o de la silla, o también en el armario, donde primero se le ocurría.
Un día Ana invitó a un compañero a merendar. Su mamá le dijo, ¿Has ordenado la habitación? y ella contestó, Sí mamá, un poco, pero suficiente.
Cuando entró su amigo en la habitación, vio el desorden y se quedó muy extrañado, pues creía que ella era amante del orden.
Estuvieron más de media hora buscando el diccionario de inglés, y por fin apareció debajo de un montón de ropa a los pies de la cama. Anita pensó, mi mamá tiene razón. El niño pensó, ¡Qué extraño que una niña con buenas notas tenga la habitación tan desordenada y que pierda tanto tiempo en buscar un libro!
A Ana no le importó que su amigo viera lo desordenada que era, eso para ella no era importante.
Casi al final del curso, Anita preparó un trabajo sobre conocimiento del medio, con muchas observaciones sobre plantas y árboles raros que había en su ciudad, tenía muchos dibujos y anotaciones, escribió también una historia sobre árboles raros y exóticos.
Estaba muy orgullosa de su trabajo, era el más largo y completo que había hecho en su vida.
La noche anterior al día en que tenía que entregarlo, había estado completando los dibujos y los últimos detalles del trabajo. Salchicha, su perrita le había acompañado junto a la mesa de estudio hasta muy tarde. Anita estaba contenta pero muy cansada, estaba tan cansada que dejó caer la libreta en el suelo y se quedó dormida.
Por la mañana se levantó y se preparó para ir al colegio. Buscó inútilmente la libreta por cada rincón de la habitación, registró el armario y sus cajones, removió toda la ropa, fue inútil, la libreta había desaparecido. Cuando llegó a la clase, no pudo entregar su libreta, la había perdido.
Como era estudiosa y sabía muy bien lo que había escrito, le dijo a la maestra, si quiere, lo puedo explicar todo en el pizarrón y eso hizo.
Al terminar su explicación, le dijo a la maestra, ¡Qué pena que no haya podido ver mis dibujos, eran detallados y en colores! ¡Otra vez será! dijo la maestra.
Al llegar a casa, a Anita le extrañó que su perrita no saliera a recibirla. Anita pensó que estaría entretenida en algo y tenía razón, porque cuando al fin encontró a Salchicha, no pudo reprimir un grito, ¡Salchicha! ¿Qué haces, deja eso? la perrita seguía mordisqueando la libreta de Ana. Ella se lamentaba gritándole al perrito, ¿Cómo voy a entregar esto a la profesora? ¡Está asqueroso!
Salchicha la miraba con ojos de miedo y comenzó a temblar. Ella se acercó, la acarició y le dijo: No tengas miedo, es culpa mía. ¡Nunca más me pasará un desastre como este, lo prometo! ¡Desde hoy comenzaré a tener mis cosas ordenadas! como dice la abuela, ¡Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio!
Y fue así como Anita empezó a ser una niña ordenada, además, aprendió que así le quedaba más tiempo para jugar y divertirse con sus amigas y amigos, al no tener que perder tiempo en buscar sus cosas.
¿Qué te pareció, qué opinas de lo que acabas de leer?
Es muy peligroso dejar todo regado por todas partes. El desorden siempre lleva a más desorden, es como las mentiras. Ser ordenado es la mejor manera de no perder el tiempo, y de no perder las cosas, y de poder concentrarse en lo que se tiene que hacer.
En esta ocasión el perro arruinó el trabajo de Anita, pero pudo comerse algo que ella dejó tirado y se pudo enfermar, o ella misma tropezarse con algo que dejó, caerse y lastimarse.
Lo mejor es saber dónde dejas las cosas y evitar que ocurran accidentes de cualquier tipo. Para eso es importante aplicar lo que aprendiste en la clase de hoy.
Que es importante que todos participen en el cuidado del hogar, y realizar un itinerario con responsabilidades compartidas.
Para lograr esto, debes ponerte de acuerdo con todos los involucrados, hay varias formas de hacerlo, siempre debes buscar la que más ayude a lograr el objetivo y con la que todos los involucrados estén de acuerdo.
Recuerda que el trabajo y la comunicación son fundamentales para hacer propuestas que beneficien a todas y todos tanto en casa como en la escuela, ya que sólo a través de la participación y las diferentes opiniones, se pueden hacer grandes cambios.
No olvides que esto lo puedes aplicar en tu casa, con tu familia. Nos despedimos y nos vemos la siguiente sesión.
¡Buen trabajo!
Gracias por tu esfuerzo.
Para saber más:
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